Choques en el cielo


   Sucedió hace mucho, mucho tiempo. Sucedió una noche, una noche de invierno. Como las nubes tenían frío, se arrimaban, unas juntito a otras, para abrigarse. Y buscaban al sol, lo buscaban por aquí, lo buscaban por allá. Pero el sol había desaparecido. Hasta la luna estaba llenita de nieve, blanca, blanquísima.
   Y aconteció que clarísimas luces encendían y apagaban el cielo. La noche se volvía día y de pronto, muy rápido, el día se oscurecía como una misteriosa caverna. Las nubes se asustaban y corrían y corrían apresuradas, a través de los cielos, y se enredaban en el viento. Como todo se puso oscuro, tropezaban y se empujaban. Y en el silencio de aquella misma noche empezó a escucharse un trumm, trumm, bumbum, que daba miedo. Se acercaban retumbando los truenos, retumbando como enormes tambores, truenos terribles, estruendosos y negros, muy negros. ¿Qué ocurría? ¿Había una guerra en el cielo? ¡No! Cuando chocaban las nubes, se oía ese ruido tan tremenda para que las nubes no tropezaran y no sintieran tanto temor. Sin embargo, las nubes son muy temerosas y no sintieran tanto temor. Sin embargo, las nubes son muy temerosas y cada vez que llueve salen corriendo y chocan y... 

                                                                                                                          María Graciela Kebani

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